30-04-2025
En la hotelería, y prácticamente en toda la industria turística, la innovación ya no se limita a habitaciones cinco estrellas ni a chefs de renombre, sino a experiencias memorables que conecten emocional y sensorialmente con las personas; W Mexico City apuesta por dos nuevos espacios con enfoques opuestos pero complementarios. Hablamos con Carlos Fájer, director de Marketing y Comunicación del hotel, sobre cómo estas propuestas —un food truck urbano y accesible, y un speakeasy en la cima de la propiedad— responden a un cambio en los hábitos de consumo, conectan con audiencias diversas y reinterpretan el lujo a través de lo cotidiano.
Dos conceptos, una misma estrategia: abrir el hotel a la ciudad
“Para mí, como marketero, son conceptos muy distintos en intención, pero tienen un mismo propósito: Invitar a los locales a reconectar con los hoteles como espacios accesibles y atractivos, no solo para turistas, sino para quienes vivimos y trabajamos aquí”, nos dice Carlos Fájer. El food truck, ubicado en la entrada de W Mexico en Polanco, está pensado como un punto de encuentro casual, con café, snacks y comfort food a precios competitivos. “Queremos desmitificar la idea de que los hoteles son inaccesibles. Ofrecemos productos al nivel de cualquier restaurante de Polanco, pero con la atención y calidad que distingue a la hospitalidad de lujo”, explica.
Detrás de la cocina de este food truck está el chef ejecutivo Matías Galleguillos, quien ha diseñado una carta urbana con opciones como grilled cheese sandwiches, crepas y el tradicional postre chileno tocino de cielo.
Moonbass Lounge: Viniles y coctelería clásica
“Tomamos la antigua suite presidencial en el piso 25 y la transformamos en un pop-up bar con espíritu de los cincuenta. Música análoga, cocteles clásicos con un twist, bocados de autor y una vista de 270° de la ciudad”, nos cuenta Carlos. Moonbass Loungue no es solo un bar oculto, es una experiencia sensorial y estética diseñada para quienes valoran lo exclusivo sin lo pretencioso. La atmósfera se completa con arte del mexicano Alejandro Glatt, el primer artista nacional en enviar una obra a la luna en colaboración con la NASA.
La propuesta de coctelería —que Fájer define como “honesta”— incluye clásicos como el Moon Martini y el Milk Punch, acompañados de finger food de alta gama: desde jamón ibérico hasta macarons de queso de oveja con frambuesa.
Audiencias líquidas: sin edad, sin etiquetas
“No hay un target demográfico. El público de W es diverso, intergeneracional. Buscamos conectar con personas curiosas, con ganas de disfrutar, de socializar, de vivir la ciudad desde otra perspectiva”, explica el director de Marketing y Comunicación de W Mexico City. Y es que, la marca W, tradicionalmente asociada con la fiesta, ha evolucionado hacia una propuesta más social y experiencial. “Hoy los restaurantes y bares bien curados están reemplazando a los nightclubs. La gente busca espacios donde puedas comer bien, tomar algo, escuchar buena música y conectar con otros”, señala.
Una inversión pensada desde el storytelling
“No se trató de hacer una gran inversión, sino de contar una gran historia. Aprovechamos el espacio, el talento interno y una estrategia creativa de branding y relaciones públicas”, dice Fájer, quien admite que el secreto fue utilizar los mismos recursos con otra narrativa. “Venimos de un pop-up de Wicked, lleno de color y estética pop. Cambiamos radicalmente al mundo de los speakeasies con música de vinil y tonos masculinos. Todo se construyó desde el concepto”, continúa.
Pero estos lanzamientos son solo el inicio de lo que viene para el W Mexico City: “Vienen activaciones con marcas para el food truck y una agenda completa en junio para el Pride”, señala Carlos, quien, aunque no puede darnos todos los detalles, nos adelanta que la segunda mitad del año estará llena de colaboraciones creativas, eventos especiales y una mayor integración de los espacios del hotel con la comunidad local.
Para saber más sobre W Mexico City visita: wmexicocity