31-01-2025
En la resignificación del concepto que el lujo ha adquirido en los últimos años, el desarrollo y la gestión de marca de este segmento han emergido como una disciplina distintiva que va mucho más allá de simplemente asignar un precio elevado a un producto. La esencia reside en la creación de una identidad y una experiencia que resuene profundamente con los consumidores.
1. Lo peculiar como fundamento
Este es el pilar sobre el cual se construye el branding de lujo. Las marcas que se ubican en este segmento no solo ofrecen productos o servicios, sino una experiencia única y limitada. Esta exclusividad puede manifestarse de diversas maneras: ediciones especiales, colaboraciones exclusivas, o simplemente una distribución y acceso muy selectivos. Un producto de lujo debe hacer que el consumidor se sienta parte de un círculo reducido de privilegiados, creando una sensación de pertenencia a una élite selecta. Incluso -en ocasiones- aunque el precio no fuera un factor especialmente excluyente o expulsivo. Y aquí es donde la magia comienza.
2. Contar una historia
En ocasiones, una marca de lujo tiene una rica herencia y una historia fascinante que añade profundidad y significado a sus productos. Marcas como Louis Vuitton, Gucci o Rolls-Royce no son solo nombres; son símbolos de una tradición de excelencia y artesanía. El storytelling juega un papel crucial en el branding de lujo, ya que permite a las marcas conectar emocionalmente con los consumidores a través de narrativas que reflejan valores, aspiraciones y un legado que trasciende el tiempo. La historia detrás de un producto de lujo añade una capa adicional de valor y autenticidad.En otros casos, cuando se trata de marcas nuevas, el foco del storytelling debe situarse en convocar a formar parte del inicio de una nueva historia completamente innovadora, de un concepto que llega para modificarlo todo, y del cual solamente quienes puedan decir que “son parte”, tendrán comprada a futuro su parte fundacional en esa leyenda.
3. La calidad como norma
En este universo, la calidad no es negociable: es un estándar. Los consumidores esperan que cada aspecto -desde el material hasta la confección en un producto, o desde la recepción hasta la experiencia y despedida en un servicio- refleje un nivel excepcional de artesanía, cuidado por el detalle y reparo por las preferencias y el perfil del usuario.El concepto de calidad en el branding de lujo o de aquellas marcas que pretenden transmitir exclusividad, es una experiencia sensorial completa que refuerza la percepción de valor.
4. La experiencia del cliente
En el segmento de la exclusividad, el servicio al cliente es tan importante como el producto mismo. La experiencia de compra debe ser personalizada y memorable, y debe reflejar el nivel de exclusividad que la marca representa. Desde la atención personalizada, hasta el servicio al cliente y postventa, cada interacción con la marca debe ser impecable.Las marcas de lujo, por ejemplo, generalmente invierten en formación especializada para su personal y en la creación de entornos de compra que hagan que cada cliente se sienta valorado y especial. Con respecto a su personal, también es importante que la gestión de recursos humanos haga sentir a sus empleados ese diferencial en ser parte de la marca: capacitaciones, bonos y formación profesional son elementos clave para que se identifiquen y sean los embajadores día a día de los valores de la marca.
5. Crear deseo y pertenencia
La escasez es una estrategia clave en el branding de la exclusividad. Limitar la disponibilidad de productos o servicios, o hacerlos asequibles a través de recomendaciones o cupos de pertenencia, no solamente aumenta su atractivo, sino que también refuerza la apreciación del valor y exclusividad. Las marcas de lujo a menudo utilizan ediciones limitadas, colecciones exclusivas y colaboraciones especiales para crear un sentido de urgencia y deseo. La percepción de que algo es raro o difícil de obtener aumenta su valor en la mente del consumidor y alimenta el deseo de poseerlo.
A medida que el mercado evoluciona, las marcas que pretenden comunicar exclusividad, deben adaptarse a las nuevas expectativas de los consumidores y mantenerse fieles a los valores que las definen. En última instancia, el branding y, por supuesto, el marketing, no solo se tratan de vender un producto, sino de ofrecer experiencias que sean inolvidables y deseadas.