07-10-2025
La industria turística evoluciona hacia la personalización y la autenticidad, la gastronomía ha dejado de ser un elemento accesorio para convertirse en uno de los principales motores de decisión de viaje, con impacto directo en el posicionamiento de marcas, hoteles y destinos.
La transformación es profunda: ya no se trata solo de comer bien, sino de vivir una experiencia que conecta cultura, identidad, bienestar y sostenibilidad. Las nuevas generaciones —especialmente millennials y Gen Z— lideran esta tendencia, motivando una nueva forma de viajar y de comunicar.
“La gastronomía dejó de ser un servicio para convertirse en un lenguaje”, explica Carolina Trasviña, directora de servicios al cliente para Travel & Hospitality en another, agencia regional especializada en comunicación estratégica.
Y es que, de acuerdo con un estudio de Grand View Research, el turismo culinario es el segmento de lujo con mayor crecimiento a nivel mundial, con una tasa proyectada de 9.5% anual hacia 2030, superando a categorías como safaris o expediciones exclusivas.
Las estadísticas refuerzan la tendencia: 88% de los viajeros de lujo considera la gastronomía clave al elegir un destino. 82% prioriza probar un restaurante nuevo en cada viaje (Luxe Landscapes Report).
Para la generación Z, la autenticidad es el factor decisivo: buscan propuestas gastronómicas locales, callejeras o sostenibles, que conecten con la vida cotidiana del destino. En contraste, los baby boomers y la generación X apuestan por experiencias premium como catas, cenas exclusivas o restaurantes con estrellas Michelin.
UNA NUEVA NARRATIVA PARA MARCAS Y DESTINOS
En este contexto, la gastronomía se ha convertido en una poderosa plataforma de storytelling para marcas del sector turístico y de consumo. Desde una cena en un hotel hasta una experiencia culinaria callejera, cada interacción puede comunicar valores clave como sostenibilidad, identidad, innovación o herencia cultural.
Además, el papel de los medios, redes sociales e influencers ha amplificado el fenómeno, viralizando platillos, chefs o destinos en tiempo real. La experiencia ya no se queda en el plato: se convierte en contenido, conversación y capital cultural.
“Desde la comunicación estratégica, ayudamos a que estas experiencias se conviertan en historias que inspiran, posicionan y generan valor real para las marcas y los destinos”, señala Trasviña.
Estudios recientes (Heliyon, 2024) demuestran que las experiencias gastronómicas elevan el bienestar emocional del viajero y mejoran la satisfacción general con el destino, dejando recuerdos más duraderos que otras actividades.
Esto ha llevado a que hoteles y grupos turísticos rediseñen su propuesta de valor: más allá de ofrecer habitaciones, hoy operan como hubs culturales y gastronómicos, integrando chefs reconocidos, experiencias inmersivas y narrativas de origen.
Así, en el nuevo mapa del turismo global, la gastronomía ya no es una categoría más: es un lenguaje estratégico que construye conexiones, reputación y diferenciación. Para los viajeros, significa descubrir un destino a través del paladar. Para las marcas, representa una oportunidad única de conectar con audiencias desde lo emocional y lo auténtico. La comida, en este escenario, ya no solo alimenta: comunica, transforma y lidera.




